Es de libro

Es de libro

martes, 18 de febrero de 2014

Vídeo introductorio

Este vídeo ha sido realizado con la intención de explicar de manera visual nuestro trabajo y el modo en el que lo hemos realizado. CILYM (cuartel de investigación de leyendas y mitos) es el nombre que le hemos dado a esta recopilación de leyendas y mitos urbanos del mundo.
 

¿De dónde hemos obtenido la información?


Enlaces Web


Libros

La muerte madrina- Los hermanos Grimm- Sic editorial
Leyenda de Susona: la hermosa hembra- Julio López Velasco- Editorial Castillejo
La Odisea (versión adaptada)- Editorial Anaya
Leyendas de Bécquer- Gustavo Adolfo Bécquer- Editorial Castalia Fuente

Monstruos acuáticos- Gustavo Sánchez Romero- Editorial Corona Borealis

lunes, 17 de febrero de 2014

El mito de Frigg

En la mitología nórdica, Balder era el hijo de Odín, el más importante de los dioses. Un día, Balder comenzó a tener pesadillas con su propia muerte. Firgg, su madre, decidió hacer que todos los dioses de todos los elementos juraran que jamás herirían a su hijo.
Así lo hicieron y Balder se volvió invulnerable. Los dioses crearon un juego que consistía en que Balder recibiera los golpes que ellos le lanzaban si recibir ningún daño.
Loki, el dios travieso, no estaba de acuerdo con que Balder fuera inmune a todo, así que se disfrazó de anciana para hablar con Frigg y ganarse su confianza. Frigg, quien desconocía que la anciana era Loki, se lo contó todo, incluyendo que el único elemento al que no había obligado a someterse a juramente era al muérdago, puesto que lo consideraba una planta demasiado joven.
Loki hizo una flecha con muérdago y se integró en el juego de los dioses. A un dios ciego le dijo que él le dejaría su arma y le diría donde esta Balder. El dios ciego no sabía que el arco estaba cargado con una flecha de muérdago y disparó a Balder, hiriéndolo de muerte.

Frigg, muy apenada por la muerte de su hijo, fue a ver a la diosa de la muerte. Ésta le dijo que dejaría que Balder volviera al mundo de los vivos si todos los seres de la Tierra lloraban su pérdida. Frigg recorrió de nuevo todo el mundo, convenciendo a todos de que lloraran la pérdida de su hijo. 
Cuando creía que podría devolverle la vida a su hijo, se dio cuenta de que Loki no lloraba la pérdida de Balder. Frigg trató de convencerlo, pero Loki se negó, condenando así a Balder por toda la eternidad.

Representación de Frigg junto a su telar

La muerte madrina

La muerte madrina es una leyenda escrita por los hermanos Grimm.

Esta leyenda cuenta la historia de un hombre que vivía en la humildad y que tenía muchos hijos. Cuando su decimotercer hijo estaba a punto de nacer, decide buscar un padrino o una padrina para que se encargue de que no le falte de nada.
Primero pasa Dios, y le dice al campesino que él será el padrino del niño. El hombre rechaza su ofrecimiento diciendo que Dios no reparte con justicia entre todos los hombres. Más tarde, llegó el diablo con la intención de ser el padrino y, de nuevo, el campesino rechazó la oferta diciendo que el demonio engañaba a los hombres.  Por último, la muerte se acercó a hablar con el campesino y le dijo: Yo seré la madrina de tu hijo. Yo trato a todos los hombres por igual, ya sean ricos y pobres. Prometo que haré que a tu hijo nunca le falte nada y lo convertiré en un hombre de provecho.
El campesino aceptó y la muerte se convirtió en la madrina de su hijo.

El niño creció hasta ser un muchacho fuerte y sano. Como la muerte prometió, nunca le faltó nada. Un día, la muerte se presentó ante su ahijado y le dijo que lo siguiera. El muchacho fue guiado hasta un bosque, donde la muerte le dijo que lo convertiría en un gran doctor. Le señaló unas hierbas que crecían en un árbol y le dijo: Cuando vayas a ver a tus pacientes, yo siempre estaré a tu lado. Si me encuentro en la cabecera de la cama, significa que el enfermo se curará. En ese caso, dale estas hierbas. Si, por el contrario, me encuentro a los pies de la cama, el enfermo morirá y yo me lo llevaré.
Por último, la muerte le dio una advertencia al muchacho: Ni se te ocurra darle esta hierba a alguien sin mi consentimiento. Si lo haces, lo pagarás caro.


En poco tiempo, el muchacho ya se había vuelto un médico famoso y de prestigio. Todos decían que, con solo ver al enfermo, podía decir si se curaría o no. Un día, el rey se puso enfermo y fue el joven médico el que se hizo cargo de su revisión. Cuando vio que la muerte estaba a los pies de la cama, pensó en engañar a su madrina. Cogió al rey y lo puso del revés, quedando sus pies en la almohada. Entonces, le dio la hierba y el rey recuperó su salud. La muerte, muy enfada, fue a ver a su ahijado y, después de perdonarlo, le dijo que si volvía a engañarla se lo llevaría con ella.

Poco después, la hija del rey cayó enferma. El rey le prometió al médico que le dejaría casarse con su hija si conseguía curarla. El muchacho vio que la muerte estaba a los pies de la cama de la princesa y decidió pasar por alto la amenaza de su madrina y curar a la princesa.



La muerte apareció, tal y como había dicho. Agarró con fuerza al muchacho y lo llevó a una cueva en la que había miles de hileras de luces. La muerte le explicó que las velas representaban a las personas y que cuanto más tiempo de vida le quedaba a esa persona, más fuerte y brillante era la luz. El médico quiso saber cuál era su luz y la muerte le señalo una a punto de consumirse. El muchacho le regó que avivara la llama de su luz y la muerte, rencorosa, hizo como si fuera a concederle su deseo. Entonces, tiró la luz de su ahijado al suelo y el muchacho acabó en las garras de la muerte.




El monte de las ánimas

El siguiente texto es un extracto de la leyenda escrita por Bécquer en el siglo XIX. 
El Monte de las ánimas es una obra que pertenece a Gustavo Adolfo Bécquer.


 Luego prosiguió con voz entrecortada y sorda:

  -Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces; en la ciudad, en toda Castilla, me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendentes, he llevado a esta diversión, imagen de la guerra, todos los bríos de mi juventud, todo el ardor, hereditario en mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres; y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir del peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; y, sin embargo, esta noche... esta noche. ¿A qué ocultártelo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas... ¡las ánimas!, cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento sin que se sepa adónde.



domingo, 16 de febrero de 2014

Vampiros

Actualmente, son uno de los seres mitológicos más famosos. Desde la famosa novela Drácula, han poblado historias de todo tipo y han invadido la gran pantalla. Pero, como todo, estos seres tienen su origen y su posible explicación.

Sus orígenes se  remontan a siglos de antigüedad. Desde el primer momento, se les consideró seres malignos, muertos que volvían a la vida. En la antigüedad, los aldeanos de algunas partes del mundo creían fervientemente en ellos. Eso se sabe gracias a los descubrimientos de tumbas en esos países en las que había muertos que tenían estacas clavadas en el corazón. Los estudios apuntan a que se creía que si el muerto era enterrado de una determinada manera, no volvería a la vida.
Se creía que los vampiros podían resucitar por distintas causas como, por ejemplo, incumplimiento de  ritos funerarios, muertes violentas o prematuras o, la más clásica, por la mordedura de otro vampiro.

Ilustración de Victoria Francés

Juan Gómez, neurólogo español, propuso explicaciones científicas a este popular mito que se basan en distintas enfermedades cuyos síntomas son parecidos a los que se ven en el vampirismo.

La Porfiria eritropoyética congénita o enfermedad de Günther es una enfermedad de transmisión genética también conocida como la enfermedad de los vampiros. Esta enfermedad afecta al transporte del oxígeno en la sangre y aquellos que la padecen presentan los siguientes síntomas:

-Fotosensibilidad: Son muy sensibles a la luz del sol, por lo que no pueden salir durante el día para no sufrir daños importantes en la piel.
-Deformidades faciales: Algunas de estas deformidades son la desaparición de los labios, dejando al descubierto la dentadura, y la desaparición de la carne de las fosas nasales. Las orejas pueden adquirir un aspecto puntiagudo y los ojos pueden tornarse en un tono rojizo.
-Palidez extrema y ansia por la sangre: Aquellos que padecen esta enfermedad tienen una piel pálida a causa de la falta de sol, glóbulos rojos, que se presenta en los enfermos.
-Intolerancia a ajo: Es un clásico atribuir a los vampiros un rechazo irracional ante este alimento. La Porfiria hace que el ajo bloquee la coagulación de la sangre.
-La sangre: La Porfiria produce anemia, que produce la falta de glóbulos rojos.  En la Edad Media, los médicos trataban este tipo de problemas con la inyección de sangre en el paciente, sin tener en cuenta el grupo sanguíneo. De ahí la creencia de que los vampiros necesitan la sangre para mantener su inmortalidad.
En los pueblos, el miedo hacia los que sufrían esta enfermedad era habitual y, sumado a las supersticiones y la falta de conocimiento de la población, hizo que la leyenda de los vampiros fuera teniendo cada vez más importancia.



Esta leyenda se encuentra en todos los rincones del mundo. Esto se debe a que en muchas culturas antiguas se han encontrado pruebas y escritos sobre estas criaturas. La mayoría de las historias coinciden, pero siempre hay diferencias entre las distintas culturas, como el aspecto, la forma de alimentarse o las causas de la vuelta a la vida.
Ilustración de Victoria Francés

Susona la hermosa hembra

Diego Susón, un conspirador judío que se sublevaba contra los cristianos, tenía una hija muy bella llamada Susona. Su hija era la amante de un caballero cristiano y una noche decidió salir de su casa a escondidas para acudir al encuentro de su amado.
Susona escuchó una conversación entre su padre y unos compañeros en la que decían que matarían a su amante. Esa misma noche, Susona decidió contar los planes que urdía su padre y éste fue ajusticiado.
Tras un periodo de reflexión, Susona decidió confesarse y el monje le aconsejó que entrara en un convento. Cuando Susona salió del convento, llevó una vida católica y pacífica. Tras su muerte, se encontró una cláusula en su testamento en la que decía que su deseo era que cortaran su cabeza y la expusieran en la puerta de su casa como recordatorio de su historia.

Actualmente, en la ciudad de Sevilla, hay una calle llamada Susona, por lo que sabemos que esta leyenda está basada en un hecho real.

Calle Susona, Sevilla