Es de libro

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domingo, 16 de febrero de 2014

Vampiros

Actualmente, son uno de los seres mitológicos más famosos. Desde la famosa novela Drácula, han poblado historias de todo tipo y han invadido la gran pantalla. Pero, como todo, estos seres tienen su origen y su posible explicación.

Sus orígenes se  remontan a siglos de antigüedad. Desde el primer momento, se les consideró seres malignos, muertos que volvían a la vida. En la antigüedad, los aldeanos de algunas partes del mundo creían fervientemente en ellos. Eso se sabe gracias a los descubrimientos de tumbas en esos países en las que había muertos que tenían estacas clavadas en el corazón. Los estudios apuntan a que se creía que si el muerto era enterrado de una determinada manera, no volvería a la vida.
Se creía que los vampiros podían resucitar por distintas causas como, por ejemplo, incumplimiento de  ritos funerarios, muertes violentas o prematuras o, la más clásica, por la mordedura de otro vampiro.

Ilustración de Victoria Francés

Juan Gómez, neurólogo español, propuso explicaciones científicas a este popular mito que se basan en distintas enfermedades cuyos síntomas son parecidos a los que se ven en el vampirismo.

La Porfiria eritropoyética congénita o enfermedad de Günther es una enfermedad de transmisión genética también conocida como la enfermedad de los vampiros. Esta enfermedad afecta al transporte del oxígeno en la sangre y aquellos que la padecen presentan los siguientes síntomas:

-Fotosensibilidad: Son muy sensibles a la luz del sol, por lo que no pueden salir durante el día para no sufrir daños importantes en la piel.
-Deformidades faciales: Algunas de estas deformidades son la desaparición de los labios, dejando al descubierto la dentadura, y la desaparición de la carne de las fosas nasales. Las orejas pueden adquirir un aspecto puntiagudo y los ojos pueden tornarse en un tono rojizo.
-Palidez extrema y ansia por la sangre: Aquellos que padecen esta enfermedad tienen una piel pálida a causa de la falta de sol, glóbulos rojos, que se presenta en los enfermos.
-Intolerancia a ajo: Es un clásico atribuir a los vampiros un rechazo irracional ante este alimento. La Porfiria hace que el ajo bloquee la coagulación de la sangre.
-La sangre: La Porfiria produce anemia, que produce la falta de glóbulos rojos.  En la Edad Media, los médicos trataban este tipo de problemas con la inyección de sangre en el paciente, sin tener en cuenta el grupo sanguíneo. De ahí la creencia de que los vampiros necesitan la sangre para mantener su inmortalidad.
En los pueblos, el miedo hacia los que sufrían esta enfermedad era habitual y, sumado a las supersticiones y la falta de conocimiento de la población, hizo que la leyenda de los vampiros fuera teniendo cada vez más importancia.



Esta leyenda se encuentra en todos los rincones del mundo. Esto se debe a que en muchas culturas antiguas se han encontrado pruebas y escritos sobre estas criaturas. La mayoría de las historias coinciden, pero siempre hay diferencias entre las distintas culturas, como el aspecto, la forma de alimentarse o las causas de la vuelta a la vida.
Ilustración de Victoria Francés

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