Actualmente, son uno de los seres mitológicos más famosos.
Desde la famosa novela Drácula, han poblado historias de todo tipo y han
invadido la gran pantalla. Pero, como todo, estos seres tienen su origen y su
posible explicación.
Sus orígenes se
remontan a siglos de antigüedad. Desde el primer momento, se les
consideró seres malignos, muertos que volvían a la vida. En la antigüedad, los
aldeanos de algunas partes del mundo creían fervientemente en ellos. Eso se
sabe gracias a los descubrimientos de tumbas en esos países en las que había
muertos que tenían estacas clavadas en el corazón. Los estudios apuntan a que
se creía que si el muerto era enterrado de una determinada manera, no volvería
a la vida.
Se creía que los vampiros podían resucitar por distintas
causas como, por ejemplo, incumplimiento de
ritos funerarios, muertes violentas o prematuras o, la más clásica, por
la mordedura de otro vampiro.
Ilustración de Victoria Francés
Juan Gómez, neurólogo español, propuso explicaciones
científicas a este popular mito que se basan en distintas enfermedades cuyos
síntomas son parecidos a los que se ven en el vampirismo.
La Porfiria eritropoyética congénita o enfermedad de Günther es una enfermedad de transmisión genética también conocida como la enfermedad de los vampiros. Esta enfermedad afecta al transporte del oxígeno en la sangre y aquellos que la padecen presentan los siguientes síntomas:
-Fotosensibilidad: Son muy
sensibles a la luz del sol, por lo que no pueden salir durante el día para no
sufrir daños importantes en la piel.
-Deformidades faciales: Algunas
de estas deformidades son la desaparición de los labios, dejando al descubierto
la dentadura, y la desaparición de la carne de las fosas nasales. Las orejas
pueden adquirir un aspecto puntiagudo y los ojos pueden tornarse en un tono
rojizo.
-Palidez extrema y ansia por la
sangre: Aquellos que padecen esta enfermedad tienen una piel pálida a causa de
la falta de sol, glóbulos rojos, que se presenta en los enfermos.
-Intolerancia a ajo: Es un
clásico atribuir a los vampiros un rechazo irracional ante este alimento. La
Porfiria hace que el ajo bloquee la coagulación de la sangre.
-La sangre: La Porfiria produce
anemia, que produce la falta de glóbulos rojos.
En la Edad Media, los médicos trataban este tipo de problemas con la
inyección de sangre en el paciente, sin tener en cuenta el grupo sanguíneo. De
ahí la creencia de que los vampiros necesitan la sangre para mantener su
inmortalidad.
En los pueblos, el miedo hacia
los que sufrían esta enfermedad era habitual y, sumado a las supersticiones y
la falta de conocimiento de la población, hizo que la leyenda de los vampiros
fuera teniendo cada vez más importancia.
Esta leyenda se encuentra en
todos los rincones del mundo. Esto se debe a que en muchas culturas antiguas se
han encontrado pruebas y escritos sobre estas criaturas. La mayoría de las
historias coinciden, pero siempre hay diferencias entre las distintas culturas,
como el aspecto, la forma de alimentarse o las causas de la vuelta a la vida.
Ilustración de Victoria Francés
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